Cómo generar electricidad si se produce una catástrofe
Si el planeta, tal y como hoy lo conocemos, dejara de existir, ¿qué opciones quedarían para seguir disponiendo de energía? Aunque sea un futurible, lo cierto es que los datos sobre el cambio climático no dejan mucho margen para el optimismo y sus efectos, no solo se notan ya, sino que se agudizarán de no revertirse el modelo actual. Aumento del nivel del mar, olas de calor, sequías, destrucción de ecosistemas… son algunas consecuencias del calentamiento global. Pero, si la situación llegara a ser extrema y las redes eléctricas cayeran, ¿sería posible seguir produciendo electricidad? Opciones, quedarían. Te contamos cuáles.
Generar energía con el agua.
El movimiento de las olas del mar, así como las corrientes marinas o de cualquier riachuelo son fuentes inagotables de energía, salvo en el caso de que la tierra avance hacia su completa desecación. Dejando de lado esa posibilidad, en este campo, los proyectos van desde lo macro hasta lo más pequeño o, lo que es lo mismo, hasta aplicaciones a escala doméstica que permiten que cualquier propietario aproveche este recurso para el suministro eléctrico; siempre que tenga la tecnología necesaria y acceso directo a una corriente de agua, claro.
En el lado de los proyectos a mayor escala, un ejemplo se puede encontrar en Noruega, que ya aprovecha la energía de las olas del mar con una instalación de 250 kWh de potencia. Suecia avanza por el mismo camino y, de hecho, se convirtió en el primer país en producir comercialmente energía de las olas.
Del lado de las aplicaciones caseras, la oferta es amplia e incluye alternativas como Waterotor, una turbina que puede generar energía con corrientes de agua lentas. De hecho, funciona incluso a velocidades tan bajas como los 3 kilómetros por hora.
Clásicos: energía solar y eólica.
Siempre que el sol siga brillando y el viento no deje de soplar, estos dos pesos pesados de las energías renovables estarán ahí. Ahora, para ello, la tecnología seguirá siendo necesaria. En el caso de la energía solar, para funcionar al margen de la red eléctrica son necesarios los paneles, pero no solo eso. Las baterías para el almacenamiento son imprescindibles para garantizar el suministro cuando el sol no luce.
En lo que respecta a la energía eólica, uno de los principales peros que se le pueden poner actualmente respecto a la solar es la dificultad de acceso para individuos. Mientras que cualquiera (con cierta capacidad de inversión), puede dotarse de una instalación solar residencial, con la energía generada por el viento lo más común es que se aproveche en grandes instalaciones industriales que, generalmente, quedan lejos del alcance de productores domésticos.
Sin embargo, siempre quedará la opción de apostar por soluciones DIY, puesto que fabricar una turbina eólica o un kit solar doméstico de autoconsumo es posible aunque será difícil que aporte toda la energía necesaria para una vivienda.
Un buen ejemplo es el de un emprendedor en Puerto Rico, que pudo retomar con relativa normalidad, la actividad en su semillero de plantas tras el huracán María gracias a la energía solar.
Además, existen actualmente unidades móviles y autónomas para generar energía renovabledonde se necesite, una forma eficiente de volver a disponer de electricidad rápidamente.
Otra posibilidad son las nuevos kits de baterías y paneles solares, caso de Solar Energy Storage Pro, la batería solar diseñada para catástrofes o emergencias, con la que podremos generar y acumular electricidad a pequeña escala estemos donde estemos.
Cicloenergía, la aportación humana.
Si todo falla, el ser humano es, en sí mismo, otra posible fuente de energía limpia. Y lo es a través de lo que se conoce como energía de propulsión humana. Ahora, para que esta ofreciera resultados más allá de algo residual, habría que hablar más bien en plural que en singular.
El accionamiento de manivelas y otros dispositivos mecánicos serían algunas de las alternativas para generar este tipo de energía. Sin embargo, en este campo, la bicicleta es la alternativa más potente para producir electricidad.
Para ayudar un poco en esta tarea, existen algunos avances específicos, como Free Electric. Esta bicicleta diseñada para convertir la energía que se produce durante el pedaleo en electricidad aportaría lo suficiente como para cubrir las necesidades básicas de una vivienda solo con una hora ejercitándose.
Excrementos (también humanos).
Obtener biogás de los excrementos de los animales es una práctica que no es nueva y que está extendiéndose en el medio rural. Sin embargo, las heces como fuente de energía pueden dar mucho más de sí. Iniciativas, las hay de muchos tipos, desde un autobús que utiliza heces de vaca como combustible, que hace la línea regular de Reading, en Reino Unido; hasta un invento financiado por la fundación de Bill Gates para obtener agua potable de las heces.
Sin embargo, muchos -entre ellos la ONU- ven en las heces humanas una de las posibles fuentes de energía del futuro. Se estima, de hecho, que los excrementos humanos podrían producir electricidad para 138 millones de hogares en la forma de biogás.
Generadores.
No es limpia, pero es una opción que puede estar ahí cuando falten alternativas para producir energía. Activados con gasolina, propano, diésel o gas natural, los generadores de combustión interna generan energía de una forma muy semejante a la de cualquier otro motor.
Comparados con otras opciones, por ejemplo la cicloenergía, los generadores permiten contar con electricidad sin esfuerzo adicional alguno. Es tan simple como activarlos. La contaminación acústica y en emisiones a la atmósfera están en la otra cara de la moneda de esta opción para contar con electricidad cuando no queden más opciones.
Vapor.
El vapor es otra de las alternativas para la generación de energía limpia que, en estos momentos, centra la atención de científicos de todo el mundo.
En esta línea, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Columbia han presentado recientemente un motor que funciona con la energía producida por la evaporación del agua. Las posibilidades para generar energía mediante la absorción de la humedad son tantas, que se acaba de lanzar un estudio que estima que los lagos y pantanos de Estados Unidos podrían aportar casi el 70% de la energía que produce el país. Esto se traduce ni más ni menos que en 325 kilovatios.
Sin embargo, a esta posibilidad le falta todavía recorrido tecnológico para estar ahí, disponible, en caso de que los efectos del calentamiento global alteren de forma irremediable las reglas del juego.
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