Varias situaciones marcaron el desarrollo de los trabajos de ayer en Hidroituango tendientes a retomar el control del proyecto: el entusiasmo de sus cientos de trabajadores de sacar adelante la obra, en tiempo récord, laborando las 24 horas del día; se llegó a la cota 407 sobre el nivel del mar, de la 410 que se requiere para desviar el agua por el vertedero, y el funcionamiento de las cuatro compuertas de la presa.
Sin embargo, preocupaba una posible nueva obstrucción en la casa de máquinas, que bajó el caudal de evacuación de la presa.
Al respecto, el alcalde Federico Gutiérrez, dijo que la casa de máquinas “quedó operando en la mitad de lo que venía funcionando, pues habría una obstrucción en dos túneles de salida y mientras se evacuaban 1.600 metros cúbicos de agua por segundo, ayer salían entre 800 o 900”.
Otro factor adverso, que exige mayor celeridad en los trabajos, fueron las fuertes precipitaciones aguas arriba del Cauca, que trajeron caudales superiores a los 2.300 metros cúbicos.
“Es decir, llega más agua, pero descarga menos. Entonces sube el embalse, el nivel de agua en 20 centímetros por hora y estamos en una cota de 369, casi 370, entendiendo que el vertedero está a 401, todavía faltan 30 metros para llegar allá”, afirmó el alcalde.
Bajo las condiciones actuales de casa de máquinas, trabajando a la mitad, consideró Gutiérrez, daría seis días para llegar a la meta del vertedero y dos o tres días para terminar la presa.
Trabajo en todos los frentes
A la par, otro equipo trabaja en la limpieza de las empalizadas y toda la basura y material que baja por el río Cauca. Lo extraído se lleva a otros lugares para evitar que no llegue al sitio de presa y a las captaciones de la casa de máquinas, donde podría causar daños y obstrucciones. Ayer, el promedio de descarga era de 1.350 metros cúbicos por segundo.
En varios frentes, más de 1.500 personas del Consorcio constructor, la Interventoría y EPM trabajan con intensidad en la presa y el vertedero buscando el objetivo de los 410, que permitiría reducir la amenaza de una emergencia.
El grupo humano incluye ingenieros, técnicos tecnólogos y mano de obra no calificada. Cuando el embalse llegue a la cota empezará a rebozar por el vertedero.
Vida en los albergues
El futuro de Valdivia está directamente relacionado con el avance de los trabajos.
La población evacuada preventivamente de las riberas del río Cauca (3.650 personas) empieza a acostumbrarse a los albergues. Hasta ayer, la queja constante fue por el estado de los alimentos y la tardanza de las autoridades para repartirlos; no obstante, al menos en tres de los ocho refugios oficiales, los líderes admiten que la situación se hizo mas llevadera.
EPM, la Administración Municipal y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) ya no llevan la alimentación desde otros municipios sino desde restaurantes locales. Por este motivo, aunque al pueblo no le cabe un alma, al comercio le ha ido bastante bien.
“En los once años que llevo en este negocio no había visto tanta gente en el pueblo”, señala Luz Yolanda Espinosa, dueña de un restaurante.
Los pobladores de Puerto Valdivia, alegres y acostumbrados al clima caliente en sus hogares a orillas del Cauca, a pesar de vivir una afectación tan grande, refugiados a 20 kilómetros de sus viviendas, están acoplados a sus refugios.
Por las noches, cuando los aguaceros no obligan a la gente a esconderse bajo techo, el Ejército Nacional proyecta películas, en el parque de Valdivia, para distraer a los niños.
Dudas con el auxilio
En la escuela Evangelina Mejía, Óscar Darío Ruiz, uno de los líderes, expresa dudas sobre el bono de $1’100.000 que ofreció EPM para que las familias busquen un sitio dónde se puedan albergar un mes.
Confiesa que le hace falta la privacidad de un hogar y que el estrés le pasa factura, pero reconoce que las cosas han mejorado y, por eso, temen salir de la seguridad que ofrecen los albergues.
“Como puede ser un mes, también puede ser más, no sabemos cuándo podremos regresar a nuestras casas”, dice.
En la parte baja del casco urbano están el coliseo y la cancha sintética. En estos refugios hay instaladas más de 692 personas. Kelly Gómez, otra de líder de la población evacuada cree que los bonos son “una forma que tienen de zafarse de nosotros”.
La comunidad pide más información sobre la situación en el proyecto Hidroituango.
“No hay funcionarios explicando cómo van las cosas en la presa, lo poco que sabemos nos llega de vez en cuando por medios de comunicación. Nos gustaría, y he pedido por eso, tener al menos un televisor para estar pendientes de las noticias”, afirma Kelly.
Entretanto, 16 hombres de la Defensa Civil recorren la carretera entre Valdivia y el puerto para entregar comida a animales abandonados y para inducir a quienes no han salido a una zona segura a que lo hagan, porque por más confianza que se tenga en los trabajadores de la obra, con el río Cauca nunca se sabe.
Comentarios
Publicar un comentario